Una vez acabes de leer esto que te voy a contar dejarás de ver a las personas con los mismos ojos. Existe una verdadera pandemia, silenciosa y que sabotea la salud desde dentro. A esto sí que se puede llamar hackeo de salud, pero para entender bien la causa es necesario que vayamos por partes…
¿Qué es la inflamación crónica de bajo grado?
Para definirla hay que hablar de cuáles son los mecanismos que propician su aparición (su fisiopatología)
La inflamación crónica de bajo grado es un proceso inflamatorio leve y persistente que afecta al organismo de manera sistémica (es decir, a todo el cuerpo). Se diferencia de una inflamación aguda (la que es inmediata y localizada cuando tenemos infecciones o lesiones), por su carácter sigiloso y que se va desencadenando durante un intervalo prolongado de tiempo.
Este tipo de inflamación suele estar asociada a alteraciones metabólicas y a desequilibrios inmunológicos que desencadenan daños progresivos en otros tejidos.
Si hablásemos en términos de fisiología, se caracteriza por un aumento en los niveles circulantes de citocinas proinflamatorias como la interleuquina-6 (IL-6) y el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α) (ten presente o recuerda este último). Estas moléculas circulantes activan rutas de señalización inflamatoria que perpetúan el estado de inflamación allá donde se vayan acomplando. Las células que lo detectan se quedan como en un estado a medio camino entre la alarma y la calma. Inician cascadas metabólicas relacionadas con la inflamación, pero al final «no era para tanto». Para que nos entendamos, lo compararía con algo parecido a cuando andas medio molesto/a por algún motivo no específico que no sabes gestionar y notas que tu día ya no funciona igual, las cosas ya no son cómo «deberían ser».
Factores desencadenantes
La respuesta rápida: estrés, dieta y estilo de vida. De verdad, no hay trucos, el estrés crónico, una dieta proinflamatoria rica en grasas trans y azúcares refinados, la abundante disponibilidad de omega-6 en todos los productos, el sedentarismo y la falta de sueño son factores clave que contribuyen al desarrollo de esta condición. En el caso del estrés emocional lo que sucede es que puede activar el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal (HPA), elevando los niveles de cortisol y alterando la función inmunológica. ¿Quieres saber más acerca del cómo? Déjamelo anotado en los comentarios o escríbeme por redes sociales.
El impacto en las enfermedades crónicas
La inflamación crónica de bajo grado está vinculada con múltiples patologías como la diabetes tipo 2, obesidad, enfermedades cardiovasculares, depresión y trastornos neurodegenerativos como la Enfermedad de Alzheimer. Además, promueve el envejecimiento prematuro a través de un proceso conocido como inflammaging.
¿Cuál es la relación entre inflamación y el sistema psico-endocrino?
- El papel del eje HPA (hipotálamo-hipófisis-adrenal). El eje HPA regula la respuesta al estrés mediante la liberación de cortisol. Sin embargo, en situaciones de estrés prolongado, esta regulación se vuelve disfuncional, lo que perpetúa un estado inflamatorio y empiezan a aparecer síntomas que pueden relacionarse con esta la cascada consecuente de desequilibrios.
- Las citocinas proinflamatorias y su efecto en el encéfalo. Las citoquinas proinflamatorias pueden atravesar la barrera hematoencefálica, alterando la neurotransmisión y favoreciendo síntomas de ansiedad y depresión.
- Conexión entre inflamación y disfunción cognitiva. Se sugiere que el incremento de mediadores inflamatorios como la proteína C reactiva (PCR) está asociado con deterioro cognitivo leve y un mayor riesgo de demencia.
Estrategias para regular la inflamación a través de la PNI
- Abordaje integral: mente, cuerpo y emociones. La psiconeuroinmunología propone una intervención con una visión global que integra técnicas de relajación, meditación, actividad física moderada y una dieta antiinflamatoria.
- Intervenciones en hábitos alimenticios y gestión del estrés. Se promueve el consumo de alimentos antiinflamatorios como frutas, verduras, cúrcuma y omega 3, así como la práctica de yoga o mindfulness para reducir el estrés.
- Importancia de la actividad física y un sueño eficaz y reparador. El ejercicio físico moderado y un sueño de calidad ayudan a reducir la inflamación sistémica y optimizar la función inmune.
El papel del omega 3 como agente antiinflamatorio
¿Qué son los ácidos grasos omega 3?
Los ácidos grasos omega 3, como el EPA y DHA, son componentes esenciales presentes en pescados grasos y semillas que tienen propiedades antiinflamatorias probadas. Sus mecanismos de acción antiinflamatoria se debe a que un buen equilibrio entre omega 3 y omega 6, promueven la inhibición de la producción de eicosanoides proinflamatorios y favorecen la síntesis de resolvinas y protectinas, lo que se traduce en una resolución eficaz de los procesos inflamatorios silientes. Además, sus beneficios en patologías inflamatorias y mentales, como la depresión, está cada vez más corroboarada. Hay estudios que respaldan su uso en la reducción de síntomas de depresión, ansiedad y enfermedades autoinmunes. ¿¡Quién iba a pensar en todo lo que se podía liar por un nutriente esencial!?
Conclusión
La inflamación crónica de bajo grado es un problema silencioso pero relevante que afecta múltiples aspectos de la salud. La psiconeuroinmunología ofrece herramientas prácticas para abordar esta condición desde un enfoque integral, priorizando el equilibrio mental, físico y emocional. El omega 3, por su potente acción antiinflamatoria, se posiciona como un aliado fundamental en este proceso.
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